Por Carlos García Moreno
Son notables los cambios que
ha sufrido el héroe adolescente desde su primera aparición en los impresos de
1962, hasta su traslación a la pantalla grande en el 2002 llevada por Sam Raimi. Es decir, cuando el creador
más ingenioso de Marvel Comics, Stan Lee,
creía estar en pleno auge por la cantidad de ventas en los ejemplares de sus
super-héroes como Los 4 Fantásticos, Hulk o Thor, no estaba ni de cerca en la
mira de todos cuando presentó junto a Steve
Ditko a Spider-Man; por no citar a los que vendrían después, tales como
Iron Man y los X-Men. Pero justamente fue El Hombre Araña quien llamó más la
atención de todos los amantes de los cómics, pues no era un héroe tan
atormentado y recio como la mayoría de los personajes creados por Stan Lee. Para empezar, ‘Spidey’ no era
un adulto, era un adolescente y estudiante inteligente de preparatoria, víctima
de ciertos problemas de abuso en la escuela, pero poseedor de un carisma
inigualable en cuestión de actitud, hasta el punto de llegar a ser arrogante en
algunas ocasiones de índole importante. La personalidad del trepa muros es, a
propósito, una petición que se le hizo a Stan
Lee para que las lecturas de la casa de las ideas, Marvel, llegaran a un
público más juvenil y pudieran identificarse con la serie de problemas que
surgieron alrededor de Peter Parker al ser mordido por una araña radioactiva.
El éxito y la popularidad de Spider-Man fueron tan grandes que, con el paso de
los años, se hicieron numerosas adaptaciones tanto en cómics como en series
animadas televisivas, cada una respetando el nombre de los personajes originales pero a la vez
modificando y creando nuevas versiones para su propio universo, lo que provocó
mayor o menor aceptación dependiendo cuál sea el caso. Lo mismo sucedió cuando
el superhéroe llegó por primera vez al cine de la mano del director Sam Raimi con la cinta titulada Spider-Man (2002), siendo éste
interpretado por Tobey Maguire en
una serie de películas que marcó su fin en el 2007. Aún cuando la trilogía
realizada generó grandes ganancias en taquilla –lo que significó una grata
aceptación del público– y tuvo una efectiva recepción de crítica con Spider-Man 2 (2004), las películas
realizadas por Raimi no fueron lo
suficiente para llenar los zapatos del trepa muros, por diversas razones entre
las que se encuentran la personalidad con falta de gracia y destreza que no
consiguió Tobey Maguire –ya sea por
cuestiones de guion o rango actoral– o por el desperdicio de enemigos que se
realizó con un vulnerable Duende Verde, un sobrante e impuesto Sandman, y un Venom
nefasto y ridículo en Spider-Man 3 (2007).
No contentos con lo
mostrado, los ejecutivos de Sony decidieron hacer un reinicio de las
adaptaciones cinematográficas para acercarse más a la línea Ultimate y al cómic
original, llevando al superhéroe hacia un nuevo camino que comenzó en The Amazing Spider-Man (2012) –dirigida
por Marc Webb e interpretada por Andrew Garfield–, la cual, recibió
más críticas positivas en comparación con la versión anterior debido a que ésta
reflejó con mayor similitud la personalidad del arácnido, además de
presentar con mejor utilidad los elementos que justifican la conversión de
Peter Parker al héroe enmascarado, a pesar de sus defectos en el guion.
Ahora, en The Amazing Spider-Man 2: Rise of Electro,
la trama continúa el rumbo de su predecesora, centrándose en los sentimientos y
emociones que envuelven a Peter Parker tras no olvidar la promesa que le hizo
al fallecido padre de Gwen: mantenerse alejado de ella para protegerla de sus
enemigos y de sí mismo; promesa que lamenta no poder cumplirla. Sin embargo, la situación comenzará a complicarse tras la llegada de un nuevo enemigo, Electro, y del heredero de Oscorp, Harry Osborn, mientras que Peter vuelve a la búsqueda de respuestas sobre el oscuro pasado
de sus padres.
De entrada, Rise of Electro plantea un equilibrio
entre drama, acción y romance debido a la constante carga emocional que se les
otorga a cada uno de los personajes. Esto es, de un lado tenemos a un Peter
Parker/Spider-Man que trata de lidiar con una serie de dilemas que no paran de
llegar: problemas para asistir a la escuela, la necesidad de proteger a la
gente, ayudar a su tía May a salir adelante tras la muerte de su tió Ben, el remordimiento
de conciencia hacia su amor imposible debido a una promesa, y por último, la
desaparición de sus padres cuyo paradero desconoce. Una vez más, la
participación de Andrew Garfield es, de lejos, superior a la de Tobey Maguire, pues termina siendo
fundamental al inyectarle una personalidad más semejante a cómo se muestra en
el impreso, convirtiendo a Spider-Man en un héroe con problemas emocionales
pero sin la necesidad de ser oscuro y atormentado.
Por otro lado, tenemos a la
contraparte de la historia, Electro y Harry Osborn, aquellos que no son malos del
todo, pero que se ven obligados a irse hacia el punto negativo. El primero de
ellos, interpretado por Jamie Foxx,
muestra en un principio, una personalidad esquizofrénica y sosa que llega a
caer un poco en lo absurdo, sin embargo, la conversión de Max Dillon a Electro es
sorpresivamente asombrosa en su diseño visual, aunque pese a esto, el personaje
sigue manteniendo carencias en cuanto a los motivos del por qué de su
transformación. No obstante, la traslación de Harry Osborn/Duende Verde termina
siendo bastante monstruosa, pues éste muestra una mayor profundidad a lo largo
de la cinta al justificar sus razones de ser, misma que debe su efectividad a
la excelente actuación por parte de Dane
DeHaan. En el caso de Rhino, su presencia se comprende debido a la creación
del proyecto Los Seis Siniestros, propósito que Paul Giamatti no explotó con el personaje debido
a su ligeramente exagerada interpretación, salvo en
los aspectos visuales.
En lo que se refiere a Gwen
Stacy, la historia nos adentra más en la relación amorosa que tiene con Peter,
ya que el personaje representado por Emma
Stone se torna como el catalizador, el impulso, la debilidad y la confusión
sobre el miedo que tiene Spider-Man de estar junto a ella. En este punto, la
actuación que refleja Emma Stone nos
hace encariñarnos del personaje con gran facilidad, además de mostrar una
estupenda química con Andrew Garfield.
Pasando a otras cuestiones,
el guion es un poco largo y contiene partes que no están del todo pulidas en el
argumento, lo que provoca un humor simple y algunos altibajos a lo largo de la
secuela. Fuera de ésto, el guion consigue una realidad compleja, desde la
psicología de los personajes y el balance de géneros sin pecar en la acción –es
decir, vemos más a Andrew Garfield
sin máscara que con ella– hasta reunir y conectar todos los cabos dentro del
universo de The Amazing Spider-Man:
la extraña enfermedad de los Osborn, el pasado de Mary y Richard Parker, los
experimentos realizados por Oscorp y el inicio de Los Seis Siniestros (véase
las referencias a Buitre y Doctor Octopus).
En el aspecto técnico, la
música es llevada ahora por Hans Zimmer,
quien logra introducirle un tono más serio y adecuado que la película anterior
–sobretodo en las espectaculares apariciones de Electro–, sin embargo, el compositor alemán
nos deja con las ganas de querer escuchar un nuevo tema para las entradas de “Spidey”, puesto que aún sigue utilizando el realizado por James
Horner en la entrega pasada.
En la parte visual, el
diseño de producción de los personajes y el CGI funcionan
correctamente con el 3D y la fotografía, misma que nos permite ver escenas
impresionantes a través de la perspectiva de los ojos de Spider-Man, es decir,
cómo ve, siente y se mueve, incluso en cámara lenta.
Finalmente, El Sorprendente Hombre Araña 2: La Amenaza
de Electro termina por ser una cinta que supera y recopila los mejores
elementos de su predecesora, para darle seguimiento a una nueva historia que
expande el universo dirigido por Marc
Webb, y que presenta una de las mejores propuestas para la filmografía de
Marvel, incluyendo la confusa escena post-créditos que solamente podría resultar en
dos cosas: una lamentable publicidad, o la mejor idea que se les haya ocurrido…
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Título original: The Amazing Spider-Man 2: Rise of Electro
Director: Marc Webb
Actores: Andrew Garfield,
Emma Stone, Jamie Foxx, Dane DeHaan
Guion: Alex Kurtzman,
Roberto Orci, Jeff Pinkner
Fotografía: Daniel Mindel
Música: Hans Zimmer,
The Magnificent Six’s
Género: Drama, Acción,
Romance
Año: 2014
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